El coronel Stopford me informó que hoy había estado con el general Páez casi dos horas, y que por primera vez había hablado francamente sobre el fin a la vista: la «Federación», y le pidió que escribiese sobre el objetivo común de la provincia en su Colombiano, y le informó que le había dicho lo mismo a los otros caballeros relacionados con los varios periódicos de Caracas. Hoy también se reunió el cabildo, con el fin de preguntarle al general Páez cuál era realmente el propuesto cambio fundamental que estaba buscando. Esto evidentemente se había planeado para que pudiera proclamar públicamente lo que él, «en su sabiduría», considera lo más conveniente para la paz ulterior y libertad más racional de la provincia. Se dice que todos los pagos, o, más bien, los pagos de todos los documentos sobre la aduana están suspendidos, pues no hay ni un real #001-0112 allí, ni aquí en el tesoro. Se supone que Páez ha tenido noticias favorables de Bogotá, cosa que dudo mucho. No digo que estén en plan bélico, no lo creo, pero es que el Gobierno no puede, de buenas a primeras, sancionar tranquilamente este paso sin alguna pequeña apariencia de desagrado. Comí en casa del coronel Stopford. Vino el señor Mocatta y le di tres documentos relativos al caso del señor Sutherland para el señor Sergues de Saint Thomas, pues el señor Mocatta tiene la idea de convertirse en su abogado aquí, en el alto tribunal de apelaciones. Termómetro, 21 a las 7, 22 a las 4.