Esta mañana visité al general Páez para preguntar por su salud, pues me había enterado de que no se sentía bien. Luego tuvo una reunión relativa a la obtención de la suma mensual de 60.000$, en las condiciones ofrecidas por un americano de nombre Foster. Me encontré con el general Mariño, quien me informó que no se habían recibido noticias oficiales de Bogotá, pero que el Congreso se había vuelto a reunir a consecuencia de haber llegado a la capital la noticia de la convención, y que se habían girado instrucciones a Maracaibo de no hacer ninguna maniobra contra Páez, pero hoy el periódico de Curaçao afirma que ese distrito se había declarado a favor del jefe venezolano. Mariño me dice que han organizado 19 batallones de milicia y 5.000 hombres de caballería en los llanos. Poca lluvia; tiempo cerrado. La señora, la señorita y el señor O’Callaghan cenaron conmigo. Termómetro 21 y, a las 4, 22.