Ocupado todo el día en terminar mis despachos Nos. 20 y 21 con sus anexos y otras cartas para el F. O. No ocurrió nada de lo que me había dicho el coronel Smith, sino que, al contrario, el batallón de Apure completo, junto con el comandante de armas, el coronel Smith y todos los oficiales, se fue con banderas al viento, etc., y se dice que marchan a encontrarse con el general Bermúdez, quien está en camino hacia aquí con dos mil hombres. Si es así, tendremos saqueo pero no guerra civil. Debe de llegar en cuestión de días. La ciudad está muy consternada y atemorizada a causa de esta medida, pues se nos ha dejado absolutamente sin ninguna protección, salvo unos cuantos arrieros y habitantes montados, casi todos sin armas. El regimiento de Anzoátegui debía de haber relevado al que se acaba de ir, cuya fidelidad a la causa se sospechaba. Las cosas están bien encaminadas para una crisis ahora, y si no se derrama sangre antes de que se resuelvan, sin duda habrá sido una revolución muy milagrosa. Me visitaron el señor Mocatta y el coronel De Roote, ambos en un estado de aprensión que me parece mayor de lo que el cariz de las cosas justifica, particularmente en vista de que la fragata Druid volvió a anclar hoy en La Guaira. Termómetro a las 7, 22 y a las 4, 24.