Salí de Caracas a las 7 y llegué a La Guaira a las 10. Me enteré por el señor Van Radders de que el gobernador de Curaçao había enviado una correspondencia por medio de unos españoles fugitivos que se encontraban entonces en la isla —correspondencia procedente del grupo de Valencia— invitando a Laborde a Puerto Cabello. Sin embargo, ni Páez ni Mariño parecían estar implicados. Las personas principales eran Peña, Carabaño, Escudero y Level de Goda. Fui a bordo del Druid y del Valorous. Hice todos mis arreglos con sus capitanes y regresé a tierra hacia las tres; el calor era insufrible: 32 grados, y había hecho más. Cené y pasé la noche en casa del señor Ward. El capitán Chambers y lord Huntingdon con el comandante de un bergantín de guerra flamenco, capitán Van-Ess, y algunos comerciantes, componían el grupo. Se decidió que el Druid zarparía mañana.