Rumores silenciosos de que Bolívar se acerca, aunque nadie sabe de dónde viene o si viene con o sin tropas. Otros dicen que Páez le está acomodando una casa en Valencia. Ni una palabra de todo ello tiene fundamento, sino en la imaginación de un bando u otro. Se nos mantiene en el más profundo estado de ignorancia, y el sello de miedo que la Ley Marcial le impone a todo es efectivo, excepto cuando uno o dos pueden comunicarse temores y esperanzas que pronto se convierten en hechos y se propagan subrepticiamente, hasta que algún infortunado susurrador paga el precio de su imprudencia bajo las garras del comandante de armas. En todo caso, la rigurosidad militar y la vigilancia de las patrullas han sido los medios para atrapar a muchos ladrones, que han sido bien castigados, otros han ido a parar al Ejército, y un par más pasará por una sentencia más grave —el fusilamiento—, que pondrá fin a su existencia en la plaza dentro de uno o dos días. Son de la banda del notorio bandido Cisneros quien, para desgracia del país, hace ya varios años que es el terror y azote del valle. Esta tarde fui a visitar a la señora Mendoza, quien soporta maravillosamente el exilio de su esposo. Termómetro, 22 a las 7 y 24, a las 4. No ha llovido. Vientos muy fuertes del valle de Catia.