No hay más noticias de Cumaná ni de Valencia. El asesino Valdez que intentó matar al tendero francés confesó sus intenciones, y ha sido condenado a muerte, pero queda por ver si se cumplirá la sentencia de la ley. Otro asesinato más extraordinario tuvo lugar hace unos días en La Victoria, a saber una madre no le dio permiso a sus dos hijas para ir a un baile que se celebraba en el lugar, a raíz de lo cual estas excelentes criaturas asesinaron a su progenitora esa misma noche, la envolvieron en una sábana y la metieron debajo de la cama. Luego se vistieron como si no hubiese ocurrido nada, se fueron al baile, y bailaron con toda la alegría y regocijo del más inocente de los individuos. Al regresar a casa, con la misma desfachatez alborotaron todo el vecindario gritando que alguien había asesinado a su amada madre. No me he enterado de los detalles de las pruebas, pero ambas están en la cárcel como autoras del horroroso acto. Aquí vemos otra vez miembros de una familia respetable ensuciándose las manos con sangre, ¡y qué sangre! No se puede decir que estos no sean hechos que demuestran el bajo estado de la moral que existe. No falta religión pero, ¡ay!, solo por la forma. Mucho calor todo el día y no ha llovido. El termómetro a las [7] estaba en 22 grados y a las 4 en 26. Velada en casa de O’Callaghan.