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Capítulo IV Páez, el hombre fuerte
1827 julio 06 - 1829 diciembre 31
Páez, el hombre fuerte
1827 julio 06 - 1829 diciembre 31
Subcapítulos
Caracas

Nada de particular sino la llegada del correo de Bogotá, que nos informa que se han celebrado varias discusiones en el Congreso para convocar la Gran Convención, y que se le han presentado proyectos para su reunión. En uno de ellos se señala a Ocaña y el principio de marzo como fecha de su inicio. Esta idea por parte del gobierno central ha dado gran alegría aquí, y al tener a la vista este objetivo tan ardientemente deseado no sucederá otra revolución en Venezuela, puesto que toda la gente de partido estará esperando impacientemente que la nombren delegada o preparando sus diversos foros para el nuevo estado de cosas. El señor Campbell escribe que el espíritu público en la capital (ya que parece cierta la llegada del presidente) se ha vuelto más razonable, aunque la prensa sigue vomitando infames ficciones contra él. En realidad, aquí no nos hemos quedado atrás por lo que atañe a Santander; pero, claro, la diferencia es vasta en cuanto al origen de las injurias. En Caracas, el asco expresado sale de la pluma de individuos privados, pero en Bogotá hasta las gacetas oficiales del gobierno derraman sus insultos contra el Libertador, y aún peor es el hecho de que el vicepresidente Santander es el director del más infame de los periódicos, además de dedicarse a escribir para otros muchos no menos irritantes. Hace tanto tiempo que Santander, por la ausencia de Bolívar, ejerce el poder, que sus ambiciones no han tenido límite y ha creído, ilusamente, poder vencer al presidente en el corazón del pueblo, con la idea de que tiene un partido fuerte que le favorece por toda Colombia. No obstante, se me ocurre que, a fin de cuentas, descubre que su partido consta solo de unos pocos en Nueva Granada, a cuya mayoría ha favorecido durante su gobierno, y otros, que ocupan posiciones de mayor poder y que no son sino más pruebas contundentes de su protección y reclutamiento. En realidad, está claro casi sin duda de ninguna clase que ni él ni muchos otros en la sede del poder, tienen las manos limpias en cuanto a la mala administración del préstamo y otros actos igualmente deshonestos y, por consiguiente, le temen a una investigación. Una de las pruebas más abominables por parte del vicepresidente es su conducta en relación con los acontecimientos recientes del Perú y medidas consiguientes de las tropas auxiliares de Colombia: no hay duda de que confiaba en esa porción del ejército como herramienta para adelantar sus objetivos finales, con la convicción de que tan abiertamente se habían declarado sobre el territorio de la república que nunca podrían retractarse; pero los acontecimientos han demostrado que, para desconcierto suyo, estaba equivocado. No obstante, a pesar de todo, empiezo a creer firmemente que Bolívar continuará con sus medidas conciliadoras, intentando por su intermedio evitar una mayor ruptura entre el vicepresidente y los venezolanos. La bondad de su corazón tal vez vaya demasiado lejos —quizá hasta la injusticia— pues si le ofrece la mano a Santander, pone fin a toda investigación de su conducta pública y la gente tendrá que dejar que su jefe ejecutivo siga en completa posesión de sus infamemente habidas riquezas. Algo de lluvia y truenos. Termómetro 23° a las 7 y 25, a las 4.

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