Nada nuevo, sino mucha lluvia durante el día. Lo que sigue es el relato oficial, superficial, de los dos recientes acontecimientos del momento: el terremoto y la resurrección de Burro Negro, de nombre coronel A. Hurtado, cuyo apodo proviene de haberle quitado a los españoles un revólver así nombrado.

Bogotá, Noviembre 23 de 1827.

El 16 del corriente, a las 6 y cuarto de la tarde, se sintió un fuerte terremoto en esta ciudad, que ha causado considerables daños a iglesias, conventos y muchas casas. Aunque no se han derrumbado, los edificios, hasta casi una tercera parte de los de la ciudad, amenazan con derrumbarse.

Afortunadamente solo han muerto seis personas y unas cuantas más han sido levemente heridas. Parece que el movimiento, que se ha repetido ligeramente, proviene del Sur, hacia el cual se han vuelto, ruinas los muros y las casas de las parroquias cercanas a la capital, pero todavía no hay noticias de las poblaciones más distantes.

Como estos informes pueden llegar con exageraciones, el Libertador Presidente me ha ordenado comunicarlos con exactitud a V. S.; y al hacerlo, me complace agregar que se han restablecido completamente la paz y el orden en Guayaquil y otros lugares del Sur de la República. Soy, con total respeto, el obediente servidor de V. S. (firmado). M. Restrepo Al Intendente de Venezuela.

De la Gaceta del Gobierno de Caracas, diciembre 29 de 1827:

El coronel Hilario Cistiaga, en una carta oficial fechada el 26 del corriente en Santa Lucía, informa de la llegada ese mismo día del comandante Anselmo Hurtado, quien se creyó muerto por los rebeldes. Publicamos esta información para su satisfacción.

Termómetro, 21° a las 7, 23 a las 12 y 23, a las 4. Velada en casa de Stopford.