Desayuné y, por silla, me dirigí a Wolterton Park a través de Ailesham, y llegué a casa de lord Orford a las 3: me recibió, feliz, como a un viejo amigo. Encontré unos pocos visitantes: el coronel Althorpe, el capitán de la Armada Horne y el reverendo señor Talbot, y asimismo el hijo del conde, lord Walpole. El grupo resultó agradable. La casa es buena y noble —casi vieja de un siglo— y contiene algunos cuadros muy buenos. Entre los más célebres está el Arco iris, de Rubens, que le costó 3.000 guineas a lord Orford en la venta de «Watson Taylor», y otro magnífico cuadro de Murillo, de colorido absolutamente espléndido. Tema: Cristo llevando la Cruz, su Madre arrodillada delante de Él. Es un cuadro de colores oscuros y su tout ensemble es de gran solemnidad. Este, su señoría lo compró en Nápoles y se vio obligado a sacarlo ilícitamente, por ser tan conocido y favorito.