Esta mañana salí de Esher a las ocho en coche con destino a la ciudad. Al llegar al hotel me enteré de que estaba ardiendo el edificio de la ópera, que se había incendiado por la noche al hacerlo un edificio cercano en Exeter Street. El teatro completo y una media docena de viviendas quedaron finalmente reducidos a cenizas. Se dice que (el idiota de) su propietario, señor Arnold, no tenía seguro. Calculan que sus pérdidas alcanzarán a 60.000 libras. Cené en casa de mi banquero señor Robinson, en Hyde Park Place. Conocí a lord Glengall, al señor O’Connel y varias otras personas de menor importancia. Por la noche, jugamos al cuatrillo. Entre los presentes estaba sir John Carr, autor de Hints for my pocket book, etc. Se ve muy viejo y tiene el cabello blanquísimo, y pareció muy sorprendido al no verme ninguna cana y ante mi aspecto juvenil. Conocí también a una tal señora Dacre, esposa del coronel Dacre, viejo compagnon d’armes mío en 1811. La reunión estuvo alegre y agradable.