Escribí al Foreign Office anunciándole que hasta aquí había llegado. Las cartas irán vía Cádiz. Fuimos todos en coche a la casa de campo del señor Bean, en el pueblo de Camacha, situada muy románticamente, de excelente construcción y comodidad, y cálida, pues tiene chimeneas con todos sus instrumentos, ya que aquí el clima, a causa de la altura, requiere calefacción artificial. Regresamos de esta tan agradable excursión (aunque no lo hizo la señora Bean) a las 5 de la tarde, y todo el grupo cenó con el señor Porter. Una cena muy agradable. Había una viva y risueña muchacha llamada Stephens.