Oraciones, como de costumbre. Hice algunas visitas. Un capitán americano cenó conmigo. No hay noticias, salvo un on dit de una delegación que va de aquí a Barcelona a ver qué puede hacerse para que entren en razón el general Monagas y su gente, que piden la unión inmediata de la república sobre la base de la Constitución de Cúcuta. El objeto de esta discordia es evidentemente el restablecimiento de la dictadura y un sistema militar de gobierno: reimplantar el fuero militar (que es una de las principales quejas). Venezuela, por medio del reciente Congreso Constituyente llegó a la decisión de que mientras el general Bolívar permanezca en territorio colombiano Venezuela no puede pensar en entrar en ningún pacto con el resto de la república, dejando en manos de algún Congreso futuro el resolver finalmente la cuestión de la unión. El acta de la Constitución reza: «Los futuros Congresos Constitucionales están autorizados a prescribir las disposiciones que confirmarían, de la manera más conveniente para los pueblos de Venezuela, los pactos de federación que unan, arreglen y representen las altas relaciones de Colombia después de que se llenen las condiciones del decreto sobre el asunto». Durante la noche (poco después de medianoche) experimentamos un violentísimo temblor de tierra, tan ruidoso y vibrante que solo recuerdo uno parecido desde que llegué por primera vez en el 25. Pavorosas señales de muerte y destrucción estas. Los momentos son espantosamente impresionantes, y la mente se hace consciente del suspenso de la vida o de su terminación. Ahora existen en Caracas muchas pruebas vivas de remordimientos de conciencia, pues cantidad de personas que sobrevivieron al horrible terremoto de 1812 y que estaban viviendo en descarado concubinato se casaron sin perder tiempo para compensar pecados anteriores, así como para mostrar su gratitud a la bondad del cielo por haberles dado una oportunidad de remediar sus anteriores iniquidades.