Esta mañana a las 11 y media fueron pasados por las armas cinco de los asesinos. Estaba presente toda la población armada de la ciudad y estaba de servicio una fuerte guardia diurna y nocturna. Aparecieron pancartas amenazadoras por toda la ciudad, pidiendo venganza por la muerte de los «negros y morenos que habían sido asesinados el día de hoy». En realidad durante dos o tres días antes de la ejecución habían aparecido profusamente otras [pancartas] de intimidación en varios de los principales sectores de la ciudad, por si las autoridades pensaban tomar medidas severas contra quienes estaban detenidos en relación con el complot. No obstante, a pesar de todas estas amenazas de papel, la ejecución se llevó a cabo como es debido, con gran orden y resolución, por parte de las autoridades y los ciudadanos armados. El señor Mocatta y su joven judío, los coroneles Stopford y Smith cenaron conmigo.