Se ha recibido información oficial de la ciudad de Bogotá de la entrada del general Obando y sus tropas, que fueron recibidos con gran alegría y regocijo por los habitantes. Esto mismo se dijo cuando el general Urdaneta y sus tropas ocuparon la capital y desplazaron a las autoridades. Y ahora, estas mismas autoridades y leyes se restablecen. No hay detalles aún del asunto, pero pronto sabremos qué ha sido de Urdaneta, de quien Obando, en su proclama (del 28 de marzo en Cartago) dice:

En nombre de la patria les ofrezco toda clase de seguridades. La cosecha maldita no existe por mi culpa. Que tiemblen solo aquellos que quieren sacrificarse por la preservación del asesino Urdaneta. La naturaleza en sus convulsiones será menos terrible que la espada de mi venganza contra quienes quieran hacer oposición.

Al recibir la información de este acontecimiento el Congreso inmediatamente empezó a ocuparse en la designación de dos comisionados para ir a Bogotá a fin de tratar el mismo plan de unión, pues parece que los jefes de esta tonta asamblea están ansiosos de volver a meter la cabeza en el nudo corredizo del centralismo. El mismo corresponsal escribe que el general Páez ha regresado a Calabozo habiéndose negado a entrevistarse con Monagas hasta que este general reconozca la supremacía de la Constitución y leyes venezolanas, y deponga las armas. Entonces y solo entonces escuchará S. E. proposiciones de clemencia y reconciliación.