Manuel regresó esta noche, después de embarcar sana y salva la danta y el resto de los animales, y hacia las 2 p. m. el bergantín se hacía a la vela rumbo a mi querida Inglaterra. Con cuánto gusto hubiera compartido los altos y bajos del Mercer como parte del grupo. El Sr. Lievesly me acaba de escribir el relato siguiente del embarque:
Esta mañana se embarcó a todos los animales y, afortunadamente, la mar estaba buena y tranquila para la ocasión, de modo que todo salió bien. Manuel subió a bordo, y acabo de ver al capitán, que me dice que todos los animales llegaron a bordo sanos y salvos, que la danta entró en su jaula con la mayor facilidad, y que cuando él salió del barco se había echado a dormir tranquilamente, y parecía perfectamente resignada a su suerte; la verdad es que todo se ha hecho tan satisfactoriamente como usted pudo haber deseado. El buque zarpará alrededor de las 2.
¡Que tengan buen viaje!, pues el tapir habrá costado su precio completo al llegar a Inglaterra. Cené en casa de los Mocatta.