Un oficial degradado de conocida ignorancia e insubordinación, de nombre coronel Gavante, que está relacionado con uno o dos (no, con muchos más) de los decepcionados dentro del despotismo militar, intenta realizar otro trastornamiento [sic]. Otros, con los mismos sentimientos y esperando triunfar a la postre, están muy activos en Cumaná donde, sin duda alguna, existe ampliamente este espíritu maligno, y donde está el origen del movimiento (Mariño). Gavante, a fin de fortalecer su partido, envió a uno de sus asociados a ver a Cisneros en el Tuy, haciendo grandes ofrecimientos y promesas de ascenso futuro, siempre que se alistara bajo las banderas que están a punto de enarbolarse. El astuto exjefe ladrón le dijo al mensajero que tomaría una decisión después de unas horas de deliberaciones. Mientras tanto hizo venir al general Macero, a quien desveló el plan propuesto en presencia del agente de revuelta; y entonces, volviéndose hacia él, Cisneros le rogó que recordase a quien su patrono había insultado así, porque, si no le hubieran dicho que solo el gobierno tenía derecho a dar muerte a malvados como él, él, Cisneros, le volaría al instante los sesos de su cabeza de canalla, y que, aun encontrándose atado de manos por el compromiso que había adquirido con su compadre el general Páez, si no daba a conocer todo lo relacionado con este negro plan de rebelión, a pesar de todo lo dejaría muerto a sus pies, y que se había comprometido sagradamente a ser fiel al general Páez y a Venezuela, y que nada ni nadie le haría faltar a su palabra ni a su deber hacia los dos. La substancia del plan, según palabras del tembloroso agente, era que el general presidente sería asesinado, que al tener éxito este hecho habría levantamiento simultáneo en varios sitios, y que seguirían mayores movimientos combinados conforme se viera que el sentimiento popular los respaldaba. Toda esta escena, así como la confesión, se dio a conocer, y a renglón seguido Gavante y sus seguidores huyeron hacia Calabozo. Sin duda el ejecutivo tomará (las normalmente lánguidas) medidas para sofocar esta nueva tentativa de interrumpir la paz y prosperidad de nuestro nuevo Estado. Se dice que se han hecho proposiciones de naturaleza semejante al general Monagas en Barcelona, cuya respuesta fue que le pegaría un tiro al primero que se atreviera a perturbar la tranquilidad pública de esa ciudad. Carujo —el asesino del coronel Ferguson en la intentona del 25 de septiembre de 1828— está actualmente en Caracas y Mariño se fija mucho en él. Muy recientemente ha pasado algún tiempo en Cumaná y Barcelona, y fue a Maracay con su protector Mariño, desde donde acaba de reaparecer en la capital. Nous verrons. El señor Lievesly cenó abajo, por primera vez en los últimos 16 días.