Logré que el socio del señor Ackers le diera ayuda a la dama de este, después de haberle prometido ella que se iría de Caracas a casa de su tía y hermana en los Valles del Tuy y se quedaría allí hasta que este caballero regresase de Inglaterra. Es extremadamente bonita e interesante para ser de uno de estos países, y solo tiene 16 años. El señor Ackers tiene 62, y me parece que ya está un poco mayor para mantener una chère amie tan joven, pero es antillano de pura sangre, nunca se ha casado y tiene montones de hijos naturales de todos los colores, del blanco al negro; mi médico el doctor Coxe se casó con la más selecta de sus ilícitos descendientes (lamento decirlo) en 1827 (o 26); y ya falleció. Ella volvió a casarse en Liverpool con un irlandés. No hay noticias. Ya he perdido la esperanza de que llegue el buque correo de este mes. Escribí a Inglaterra vía los Estados Unidos por un barco que sale el primero de julio.