Leí mis cartas de Europa. Esta vez no han llegado despachos de ninguna clase del Foreign Office. Las comunicaciones que me llegan de Rusia dicen que hago muchísima falta allí, pero por ahora me es imposible moverme, hasta que mis deberes y compromisos públicos se hayan cumplido, pero le enviaré al señor E. Bayley los documentos necesarios para substituir mi presencia personal en San Petersburgo durante algún tiempo, por lo menos así lo espero. Ha llovido tormentosamente, con truenos y rayos, desde las 3 del día de hoy hasta las 5 de la mañana siguiente.