Despaché mi correo para Bogotá. Nada nuevo en el Congreso, excepto la elección del doctor Yanes y el general Carreño como senadores, en substitución de los señores Romerino y Gallegos. Los estudiantes de medicina dieron una gran muestra de música y canto al doctor Vargas frente a mi ventana, y al enterarse este de que su excelencia [Páez] iba a pasar las horas de la alegría chez moi para escuchar y ver, vino a las 7 y estuvo conmigo hasta las 10 junto con muchos otros. También vinieron de la calle varias señoras, la familia León, etc. Después de haber terminado los fuegos artificiales, los globos y otras señales y ruidos, llegaron los estudiantes en masa y su jefe habló, y el doctor le contestó con un limpio discurso, diciendo que dentro de cuatro años pensaba volver a encargarse de ellos e instruirlos.