Nada nuevo. Hice mi visita oficial a Gallegos como ministro del Exterior, también vi a Rodríguez, ministro del Interior, quien no tiene las más brillantes esperanzas sobre el resultado de las cosas en cuanto a Puerto Cabello. Me temo mucho que algo malo se está tramando por Valencia y Maracay: Montilla es un hombre intrigante y ambicioso, y no me sorprendería que intentase persuadir a Páez de violar su deber político y patriótico. Sé que el general Montilla cree que puede hacer cualquier cosa con el jefe llanero y Mme. Delpèche dice que Páez teme a su hermano, «quien puede manejar a ese bruto a voluntad con comidas y partidas de cartas después», cosa que es una falsedad infame, a no ser que mi valiente amigo haya estado jugando vilmente al hipócrita durante los últimos veinte años. Ha llovido mucho durante la noche.