Ídem... Vino a verme un edecán del general Páez para decirme que como había un artículo en la Constitución que decía que ningún venezolano que desempeñase un cargo alto o responsable en el país podía recibir obsequios de ningún príncipe o potencia de Europa, y como ya se habían hecho comentarios sobre la espada que le había enviado el rey de Inglaterra, y que como le estaba destinada y las intenciones de su majestad se le habían dado a conocer por mi intermedio, y aunque en aquel momento estaba sin ningún empleo de la república y viviendo como simple ciudadano en su finca, no obstante ya se había dirigido al ejecutivo y al Consejo de Estado sobre la materia, y que si se decidía, aun en las circunstancias descritas antes, que debía hacerse la voluntad del Congreso, la recibiría de mí y respondería debidamente a la carta mía que la acompañara. Sin embargo, al reunirse el Congreso lo dejaría a su criterio y le enviaría esta marca de alta estima de un tan excelente rey, con los documentos requeridos.