Once bajo cero, viento noroeste, tiempo claro y bonito. A las 12 asistí a la reunión aniversario de la Academia de Ciencias. Una gran multitud, y, naturalmente, todos de uniforme. El secretario leyó el informe anual de la institución, largo, sin duda, pero con muchos puntos de interés, particularmente sobre los grandes adelantos de las distintas ramas de los conocimientos que abarca la academia, tanto en el extranjero como bajo los auspicios del emperador Nicolás dentro de los límites de su vasto imperio. Me agradó oír alabar a mi amigo el señor Murchison como uno de los más distinguidos geólogos vivos y elogiarle por la luz que ha echado sobre esta ciencia por lo que respecta a Rusia. El informe se leyó en francés; uno de los vicepresidentes leyó un informe en ruso, que no pude entender. El presidente de la academia es ministro de Educación y se llama Ouvoroff. Regresé a casa a las 3 de la tarde y encontré a Mary allí. Cené en casa con Jane, que se siente bastante mejor.