Dos grados bajo cero. El viento ha virado un poco al norte. Los días se van haciendo perceptiblemente más largos y el sol más potente, y con tan poco frío derrite la nieve de los techos de las casas e inunda las aceras, haciendo muy desagradable el caminar. Cerré mi correspondencia para el mensajero que sale mañana a las 10 de la noche. Hice unas cuantas visitas y luego deposité a Mary en casa del general Kokoshkin, donde está invitada a cenar. Yo cené en casa, pues mi resfriado todavía me molesta.