Un grado bajo cero. Viento noroeste. Tiempo muy húmedo. Mary vino a hacernos una visita con el señor Ladiguine. A las 4, con Jane, fui a cenar con la condesa Mamonoff, mi sobrina, cuya madre era hermana de mi princesa y se convirtió en esposa del favorito de la gran Catalina (el conde Mamonoff), de quien era demoiselle d'honneur. Un grupo muy numeroso en nuestro honor, en el que había varias mujeres muy bonitas además de otras muy agradables. Entre los hombres no faltaban príncipes, algunos de ellos primos míos por matrimonio o cortesía, y un francés que dicen que es el ministro en secret de don Carlos, con quien estaba durante las recientes guerras civiles de sucesión en España. Es inveterado contra el reciente gobierno británico por la forma en que trató al rey Carlos, y al serle presentado me tomó por norteamericano, y después de hablarme de la forma más extraña sobre Inglaterra y su gente, dijo que América estaría en guerra con Gran Bretaña en menos de cuatro años, y que le gustaría estar allí para participar en la paliza a los ingleses. Le di las gracias y le dije que estaba equivocado en cuanto a mi nacionalidad, pues era inglés y ministro de su majestad en Caracas. La cena fue espléndida, con música por la noche y, en general, un día delicioso. En casa a las 9 de la noche.