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Capítulo XII Epílogo Ruso
1841 septiembre 10 - 1842 mayo 03
Epílogo Ruso
1841 septiembre 10 - 1842 mayo 03
Subcapítulos
1 ¡Ay! Este clima que me martiriza
1841 septiembre 10 - 1842 mayo 02

Cuatro sobre cero. Vientos oeste-noroeste. Muy nublado y deshielo rápido. Escribí hasta las 3 de la tarde. Fui a ver a Mary después de enviar a Jane a hacer algunas visitas sola. Cené en casa. Un gran baile en casa de la princesa Bailozelsky, dado en honor de la familia imperial, y en el cual estuvieron presentes el emperador, la emperatriz, el heredero y el gran duque Miguel. Creo que también estuvieron algunos otros miembros de ambos sexos, pero eran tan numerosos los visitantes que solo alcancé a ver los que acabo de nombrar de la casa de Romanoff. Su majestad estuvo hablando conmigo durante un buen rato, primero para saber cómo me iba con este invierno extraordinario, a raíz de un comentario muy superficial hecho por mí sobre lo susceptible que me había hecho al frío mi larga estancia en el otro mundo. De ahí se derivaron muchas preguntas sobre ese mundo y su estado político actual, etc., etc., y no me quedé atrás en alabar a Venezuela y su glorioso jefe, cosa que pareció interesar mucho a su majestad. Luego fueron tema de nuestra conversación San Petersburgo y sus espléndidas mejoras, y mencioné el proyecto de puente, a lo que S. M. contestó que aún no se había tomado una decisión, pero que iba a hacer construir uno de naturaleza perfectamente permanente, a pesar de lo muy difícil de unos cimientos que debían atravesar aguas profundas y barro antes de llegar a terreno sólido. Se opuso totalmente a un puente colgante, y dijo que tenía que ser de granito, pero de todos modos, en vista de la situación de varios establecimientos relacionados con el comercio y la Armada, no podía construirse ningún puente sin un puente levadizo cerca de su extremo sur para permitir que subieran y bajaran por el río los barcos mercantes que iban a la aduana, que está situada precisamente frente al Almirantazgo. Hablamos algo más sobre su ubicación, y luego se dirigió al ministro prusiano. El baile fue espléndido en todo sentido. El palacio, pues así puede llamársele, está amueblado con el mayor esplendor, y su colección de pinturas es célebre desde hace mucho tiempo. Luego del baile hubo una cena.

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