Salí de Caracas esta mañana temprano acompañado por el señor y la señora Mocatta, el señor Retemeyer y el doctor Coxe, a lomo de mula, para visitar a los recién llegados colonos, emplazados en una finca llamada Topo #002-0066 a la que da nombre un riachuelo que serpentea por sus tierras. El lugar está situado en las montañas a unas 9 millas de aquí, al oeste de la población. El paseo fue agradabilísimo pero los caminos, como todos los del país en este momento, no eran mucho más que dehesas. Nos perdimos, y no llegamos al objeto de nuestra visita sino hasta las 10, después de haber cabalgado unas buenas cinco horas. Los escoceses, pues eso son casi todos, parecen satisfechos con las perspectivas, y cuando se dividan las tierras, como lo serán, en parcelas para cada colono, estarán muy ocupados y no les quedará tiempo para lamentarse de la gran diferencia del cambio. Todos están en buena salud y, con la excepción de 6 u 8, han servido en el ejército.
Los niños son fuertes y saludables y el aire y el clima parecen prometer que así continuarán. El director, el pastor, el doctor y otros de alto rango ocupan actualmente un buen edificio antiguo en la finca. En un alto, unos cientos de yardas por encima de ella, una construcción larga, con 30 habitaciones dobles, totalmente rodeada por una veranda, cobija 60 familias. Tiene buen suministro de agua y toda clase de comodidad para los recién llegados. Conforme se distribuyan las parcelas la gente construirá su casa en cada una, o en grupos separados sobre la finca, de modo que parte del primer caserón quedará como depósito para otros que pueda enviar la Columbian Agricultural Society, pues posee muchas fincas en esta parte del país y tiene agentes empleados en buscar otras que puedan resultar favorables para los colonos. Los principales objetos de cultivo parecen ser el café, el añil y el algodón. Las tres cuartas partes de los presentes son MacDonalds. Hay un capitán Mac D. con 6 hijas, esposa y un hijo; un señor Gibbs, especie de jardinero general con dos hijos y una hija, además de otros con varios oficios y nombres, muchos de los cuales no conocen otro idioma que el gaélico. Pasamos la velada después de cabalgar hasta varios hermosos lugares de las colinas. Firmé un certificado de vida para un tal McCleod, pensionado de Chelsea.