Escribí un largo despacho al señor Canning sobre la necesidad de que se nombren vicecónsules en Puerto Cabello y Cumaná; también al señor Henderson sobre los impuestos, etc. Cené en casa del señor Mocatta. He dicho antes que existe la costumbre de dejar los niños muertos a la puerta de la catedral durante la noche con el fin de que los curas los entierren al día siguiente. Me avergüenza tener que decir que he visto a estos objetos de compasión y desgracia expuestos al sol abrasador durante más de 48 horas sin que se les haya enterrado. Me dijo un nativo muy respetable que a los niños se les entierra sin mucha ceremonia y sin examen previo. Por consiguiente, como el vicio en esta capital se centra sobre todo en las relaciones ilícitas de todas clases, a cientos de estos pequeñuelos (producto de amores promiscuos) se les da un suave apretón de cuello al venir al mundo y no tardan en aparecer entre las columnas de la catedral. He oído criticar a los hospitales para niños expósitos por ser alicientes para la fornicación, pero, aun admitiendo esto (que no lo creo), por lo menos evitan este delito que aquí es común: el infanticidio. Se dice que el abandonar a los niños muertos se debe a la pobreza de los padres. La otra noche hacia las 10, cuando el doctor Coxe y yo pasábamos frente a la iglesia en cuestión, observamos algo de dimensiones mayores: una caja grande que contenía el cadáver de un hombre o una mujer, colocado allí, supongo, por la razón antedicha. Es, sin lugar a dudas, una desgracia y una molestia para la ciudad el que los pobres y los pecadores no se hagan cargo de su prole cuando muere. Los ricos hacen todo lo contrario. El hijo del general Mariño, que no tenía más de 17 meses, murió. Se le llevó a la iglesia en una especie de camilla, se le ató a un palo, se le pusieron alas a sus hombritos y se le estiraron las manos. Al infante también se le pintó y decoró con flores y cintas en la cabeza (que así se mostró) como si fuera a emprender vuelo hacia el cielo, y así fue llevado a la iglesia en procesión, con oraciones sacerdotales, y cánticos, y cirios y banderolas sagradas, etc., etc. Temperatura esta mañana a las 6: 20 grados; a las 4 p. m., 23.