El paquebote llegó a La Guaira anoche y mis despachos subieron esta mañana a las 8. Hay noticias de que Inglaterra ha enviado tropas a Portugal en ayuda de esa potencia contra España. Le envié esta información a Bolívar junto con un periódico que contenía el discurso del rey a la Cámara así como el debate celebrado en el Parlamento sobre la medida que los ministros habían tomado tan rápida y vigorosamente. A consecuencia de ello el presidente me mandó llamar, y me recibió con un cálido abrazo de alegría ante la perspectiva de que los viejos tiranos del nuevo mundo fueran aún más humillados por la Gran Bretaña. Indicó lo que quería que le dijera al señor Canning y me dijo que pensaba dirigirse él mismo al ministro con ocasión de este glorioso acontecimiento, ofreciéndole tropas para que fueran conjuntamente con las nuestras en cualquier expedición que enviásemos a Cuba o Puerto Rico, etc., etc., que he detallado completamente, así como otros etcéteras muy interesantes que me encargó comunicar al Foreign Office. Aunque no extendamos nuestras conquistas a las posesiones españolas, él no dejará de aprovecharse de las dificultades de España, pero, en vista de la casi igualdad de condiciones de Colombia con su antiguo enemigo, no veo cómo pueda realizarse, pues no hay un solo centavo, ni para el pago ordinario de los gastos públicos. Ocupado todo el día en escribir mis despachos, etc. Muy desilusionado al recibir mis paquetes pues no contenían ni una línea de casa, ni un periódico para mí. La negligencia debe provenir de los empleados del Foreign Office. A algunos de ellos les voy a mandar una fuerte indirecta por su negligencia, pues la culpa no puede ser de los de casa. Vino a verme el doctor Mendoza, quien esta mañana vuelve a hacerse cargo de sus funciones de intendente. Termómetro, 20 a las 7 y 23 a las 4. No ha llovido.