Di un paseo delicioso esta mañana y me encontré con dos compañías de infantería que iban a Petare, porque los habitantes de esta pequeña población temen al ladrón Cisneros, quien, junto con sus bandas, anda por los alrededores de sus domicilios. Se ofrecieron al ladrón los términos para su rendición y respetarle la vida, además de otros privilegios, pero ha sido tan insolentemente exigente en sus peticiones que la negociación ha cesado. El maligno espíritu de la discordia y el partidismo todavía obran. Valencia está muy perturbada y las tropas que habían estado activas en los recientes asuntos, al oír que iban a embarcarlas para Cartagena, y con los atrasos de paga que tenían además, han estado desertando por centenares, a saber una compañía de artillería, un escuadrón de caballería y unos 250 hombres del regimiento Anzoátegui, la mayoría de los cuales o empezarán a robar a sus propios hermanos o se unirán a la banda del archibandolero recién mencionado. De modo que esa parte del país probablemente estará infestada durante largo tiempo por una partida de bandidos y enemigos tanto del sistema actual de cosas como del Libertador. En Cumaná los asuntos están peor: anoche llegó a esta ciudad un oficial de aquel lugar diciendo que la ciudad y las tropas etc., se habían declarado abiertamente por Páez y el antiguo sistema que había abrazado, gritando «Muerte al Libertador». Los sicofantas y partidarios de Santander en Bogotá trabajan para minar los conceptos y operaciones de Bolívar, diciendo que ha recompensado a los rebeldes y descuidado a los partidarios de la Constitución, sembrando por todos los medios rumores a tal efecto, por lo cual debería tener lugar algún acto extraordinario del Libertador. Me temo que la llama de la deserción civil no está apagada sino latente. El general Páez está en los llanos y tengo gran temor de que las cosas allí tampoco vayan bien. Los informes dicen que hay mucho descontento y hasta han ocurrido revueltas entre sus amigos, quienes están furiosos porque esta concesión al Libertador les impidió saciarse con las propiedades y la sangre de sus compatriotas. Las tropas que partieron de Valencia han torcido su camino hacia los llanos, robando y cometiendo toda clase de depredaciones. El coronel Wilson y el doctor Moore cenaron conmigo. No ha llovido. Termómetro, 21 a las [7] y 24 a las 4. El aire está extremadamente caliente y perturbado por vientos violentos. Plegarias, como de costumbre, en casa del coronel Stopford.