El señor Cockburne decidió enviar el Aurora a Puerto Cabello con despachos para ser remitidos desde allí a Jamaica para el señor Canning y el almirante. Los puso en manos del coronel Acedo, que no regresa; y el señor C. me dice que, al escuchar el discurso que hizo en la comida del presidente, allí mismo decidió deshacerse de él. La verdad es que lo que dijo allí estaba fuera de lugar y lleno de conceptos revolucionarios, así como sentimientos que no debieron de haber salido de la boca de un secretario privado de ministros británicos. Fui a pie a casa del Libertador para solicitar las cartas, órdenes y documentos apropiados para la goleta de Puerto Cabello. El coronel Wilson y el capitán Austin cenaron con nosotros. No ha llovido. Termómetro, 23 a las 7 y 25 a las 4.