Nada nuevo. El señor Sprotto trajo a un gordo a quien llamaba coronel Charter, recién llegado de Bogotá, para presentárselo al señor Cockburne. S. E. le invitó a cenar. Vinieron ambos y el hombre resultó ser un americano vulgar y engreído, que adora a Santander y desprecia al Libertador. Jamás volverá a ser recibido por ninguno de nosotros dos. No ha llovido. Termómetro, 23 a las 7 y 25 a las 4.