Plegarias como de costumbre en casa del coronel Stopford. Es imposible convencer a Cockburne de que asista. Alguna gente afirma que no puede orar sino en la iglesia, y dudo que nunca se aprovechen de la santidad de esta. Hoy vinieron a comer algunos de los nativos a petición de S. E., a saber el doctor y la señora de Mendoza, el general Clemente [Lino de Clemente], señora e hija, madame Aristeguieta, coroneles Rola y Wilson y un tal señor White. La comida fue irremediablemente mala, cosa que mortificó mucho a mi amigo, pero como se consigue poco o nada para preparar una comida, el resultado no puede ser otro. Por supuesto que la culpa recayó sobre los pobres criados, y, naturalmente, hubo mucha discusión. No ha llovido. El aire caliente y pesado. Noticias de Austin del Aurora traídas por el señor Ackers que regresó el viernes. La fragata llegó a Saint Thomas en 80 horas desde La Guaira, y espera estar de vuelta el 10 de junio. Para entonces se habrá determinado algo decisivo en cuanto a si el Libertador va a la capital o se queda aquí y, por lo tanto, también en cuanto a nuestro ministro, que ahora está ansioso por regresar a Europa, pues le afecta la carencia total de todo en todos los sentidos, ya sea compañía o comodidad, hasta de civilización decente pero, lo que es más, las mujeres carecen de belleza, ¡y a S. E. le gustan mucho las mujeres bonitas! Termómetro, a las 7, 23 y a las 4, 25.