Me enviaron el proyecto de Constitución, redactado por una comisión de representantes del Congreso. Parece ser una mezcla de fuertes características, de aspecto muy parecido a la del Tío Sam, y también muy ampliamente basada en la de Cúcuta. Pero como solo es un proyecto y no ha sido ni adoptado ni promulgado no puede comentarse sobre sus méritos o fallas. Veremos cómo influyen sus resultados. Hay un informe de que Maracaibo y Coro, después de haberse declarado primero a favor de la adhesión a Bogotá y luego a Venezuela, ahora no quieren ninguna de las dos y se han establecido como ¡¡separados e independientes!! ¡Qué gente! o, mejor dicho, qué niños. El señor Michael O’Callaghan cenó conmigo e igualmente el coronel Stopford, quien dice que el general Páez le ha dicho claramente a los Licurgos constituyentes de Valencia, que insiste en que no pierdan el tiempo en no hacer nada, y que, para que lo dediquen a los objetivos para los cuales fueron convocados, les ha dado una lista (y consejos) de lo que deben hacer sin demoras por los intereses vitales del país, a saber: fijar el número total de la fuerza armada del Estado y el de los jefes y oficiales que deben estar en servicio permanente. Segundo, reducir el resto así como los oficiales no deseados, que se retirarán con un tercio de paga. Tercero, suprimir la Comandancia Naval de Puerto Cabello, y reducir este a un puerto marítimo ordinario. Cuarto, reducir los oficiales principales y jefes de la Marina al nivel de los del Ejército. Quinto, vender todos los barcos más grandes que son inútiles y se están pudriendo en los puertos, y utilizar el producto de la venta en el servicio del Estado. Sexto, suprimir todos los cargos innecesarios en las ramas de la administración. Séptimo, poner fin al pago de pensiones a ciertos individuos, que es un peso para el tesoro. Con este propósito se ha dirigido el general al organismo reunido.