Me duele la cabeza casi intolerablemente. No he servido para nada en todo el día. Vino el coronel Stopford y me dijo que el general Páez y los miembros del Congreso habían llegado a un entendimiento, en cuanto a lo que él quería llevar a cabo de la manera más despótica, a saber: que si abandonaban el objeto de la unión sobre la base que proponían, e insistían en una decidida separación, él no se opondría a que se cambiase la capital de Caracas a Valencia. No sé hasta donde sea cierto esto, pero no le hace ningún bien a la futura estabilidad o consolidación de Venezuela. Se espera aquí a diario a los generales Mariño, Carabaño y Ortega, aunque no se sabe para qué. Y es que aquí apenas nos enteramos de ningún movimiento de los jefes militares, pero siempre se puede suponer algo. Me tomé una [píldora] azul y otros sudoríficos a ver si se me quitaba el intolerable dolor de cabeza.