Conversé algo con el general Arismendi acerca de la suerte de la unión de que se ha hablado, a pesar del informe de ayer de que se había decidido la separación bona fide proclamando nación a Venezuela. Me dijo que no, que la unión sin duda ha de ser el resultado, pero no sobre el principio del centralismo, sino una unión solo para preservar a Colombia como nación: de hecho, un sistema federativo que le permita dividirse en cualquier cantidad de Estados. Parece que lo más probable es que el todo esté formado por tres, cada uno de ellos gobernado por sus propias leyes e instituciones, con un presidente, vicepresidente y Congreso, pero que un Congreso general, elegido por los Estados, debe reunirse a plazos fijos, Asamblea General esta que regularía la guerra, la paz, las relaciones exteriores, los tratados, etc., de hecho cualquier cosa relacionada con la voluntad común del todo. Esta gran asamblea, sin embargo, no tendría poder para inmiscuirse en la política interna de ninguno de sus gobiernos. Este plan, si los jefes pudieran adherirse a él, podría resultar beneficioso: la verdad es que cualquiera es preferible al centralismo. Pero yo sigo abogando por una separación total. Acaba de llegar a La Guaira un buque vía Saint Thomas, que trae la noticia de la muerte del rey. Todavía no hay particulares. El coronel Stopford cenó con nosotros.