Nada extraordinario. Lo que ocurrió en Socorro fue que el general Justo Briceño, a la cabeza de 60 hombres, declaró al Libertador generalísimo de Colombia, y ha sido secundado por otro general, que manda en otra provincia. Estos movimientos demuestran la verdad de una comunicación privada que me envió el coronel Wilson, en la cual señala los distintos puntos donde deben producirse reacciones; y agrega que Bolívar ya se ha decidido completamente a arriesgarse o caer con Colombia y, por consiguiente, ha abandonado su determinación de irse del país. Así pues, la rúbrica de su futuro renombre público ya ha pasado, y si todos estos puntos se alzan en insurrección, entonces será la guerra civil, y tendrá que responder de la muerte de millares de personas, y posiblemente también de la suya (como respuesta), por la mano de un asesino, cerrará la tragedia política. Su poder y su imperio ya han terminado en este mundo, pues no hay duda de que el desengaño y los consejos malignos le están llevando a arruinar los países que ha liberado al igual que el suyo propio. Este grande hombre tuvo alguna vez en su poder el dar a Colombia paz y prosperidad; pero ¡ay! su celo y ambición errados, o los de otros en embrión, le han llevado al borde del abismo donde se tambalea. Lamento escribir esto sobre un hombre tan extraordinario, y por quien tengo una tan sincera amistad y un tan exaltado respeto. Todavía nada de Valencia sobre la capital.