La sede del gobierno (Valencia) ha solicitado a las diferentes provincias un préstamo de $200.000 a fin de continuar el sistema de defensa militar. Se han pedido 50.000 al pueblo de Valencia: una verdadera farsa, una descarada insensatez y una imposición impolítica, a fin de dar una huera importancia a la ciudad como nueva capital, en la cual no podrían recogerse ni 1.000. Muchos nombres se escribirán, pero no se ofrecerá ni un centavo. Esto se ha repetido ya muchas veces. Incluso para esta reciente revolución, jefes y generales suscribieron sumas de no pequeña monta, pero aún no han pagado ni un solo dólar; y otros sí lo han hecho. Creo que en esta sede de Gobierno no tenemos suficiente honor, ni principios, ni dignidad para adelantar nuestro nuevo sistema de cosas. El billar, el juego, las peleas de gallos, son rasgos destacados de las ocupaciones diarias de la mayoría de los ministros y gobernantes. Mariño, ministro de guerra, etc., que vive en una casa sucia, a cada momento firma documentos de Estado sobre la mesa de billar mientras juega. Si fracasa esta segunda tentativa de independencia, los únicos responsables habrán sido estos hombres y el cambio de capital. Llovió intensamente toda la noche, y sin interrupción. Los señores Stopford y Hodgekinson cenaron conmigo.