Aburrimiento total, como de costumbre. Ahora bien, hay una diferencia, sin duda, desde que Venezuela se ha convertido en un ente político y Caracas en sede del Gobierno, y es que mis deberes oficiales han aumentado diez veces y en la misma proporción mis gastos contingentes, pues ahora tengo que tratar asuntos públicos con todas sus provincias marítimas, a pesar de que mi nombramiento estipula que mi consulado no va más allá de los muros de Caracas y la población de La Guaira. Ahora soy, de facto, ministro y cónsul desde el establecimiento de nuestra independencia republicana, la cual, en mi opinión, perdurará y a la postre será reconocida por Inglaterra y otras potencias europeas. Cené solo. Tiempo oscuro y muy «terremótico». Todavía no hay noticias de Páez, salvo que ha llegado a Ocumare del Tuy.