Por medio del Jasper que viene de Nueva York nos llega la noticia de que en vista de los impuestos que recaen sobre los habitantes de Carolina del Sur, para molestia y desventaja suya, se han declarado virtualmente independientes del resto de la Unión, haciendo grandes manifestaciones en el sentido de que piensan establecerse por cuenta propia como «República Comercial Soberana e Independiente». Pero el presidente, en una muy apta y clara así como sencilla alocución proclamativa inglesa a los cuatro vientos de la nación, dice que no, y luego de demostrar la traición del Estado refractario, agrega decididamente: «Si la aceptación y la contrición no son el resultado inmediato de la lectura de este documento de Estado en Carolina del Sur, entonces ejercerá todos los poderes de que han sido investidos tanto él como el gobierno para obligar a los descarriados anuladores republicanos a regresar a su lealtad y deberes». Esta es la primera grieta del inmaculado sistema federal desde que se consolidó hace 58 años: nous verrons , y creo que si no se cierra con juicio y habilidad, puede resultar mucho más que una grieta. El edificio puede partirse en dos antes de que pase mucho tiempo. Parece que el espíritu de descontento político no solo afecta a los más antiguos gobiernos de Europa. Este edificio adamantino, que tiene fundaciones no reales, puede resultar igualmente y quizá más inestable que el gobierno regio. Jackson les dice a los descontentos que «los enemigos del buen gobierno de N. América han visto su prosperidad con un disgusto que no podían ocultar porque es una refutación patente de sus doctrinas esclavizantes, y señalarán nuestra discordia con el triunfo de la alegría maligna. Está aún en vuestras manos el decepcionarlos».