Ayer recibí un oficio del departamento exterior en respuesta al que le había dirigido yo sobre la conducta del reverendísimo arzobispo, despacho este que fue remitido al ministro del Interior, cuya respuesta me llegó en debido orden a través del de Relaciones Exteriores:
Presenté a la Oficina la nota de Vuestra Señoría fechada el 7 del corriente, y acompañé la comunicación en inglés que el cónsul de S. M. B. Sir Robert Ker Porter le había dirigido a usted el día 2, quejándose de que el Reverendísimo Arzobispo dirige sus exhortaciones y sermones en las poblaciones que visita para excitar su odio y persecución contra los extranjeros que habitan en este país bajo las seguridades de la Constitución y Tratados públicos concertados con algunas de las naciones a que pertenecen, y según los cuales deben disfrutar de la más perfecta y absoluta seguridad de conciencia sin estar expuestos a ser molestados, preocupados o perseguidos por motivo de sus creencias religiosas, y el Gobierno, considerando que tiene el deber de tomar prontas medidas para evitar los males que pudieran afectar al Estado por tan abierta infracción de las leyes que más esencialmente pueden afectar su crédito y prosperidad futura, ha acordado comunicarse oficialmente con el Gobernador de la provincia para que inmediatamente haga lo mismo con los jefes políticos de los cantones cuyas parroquias fueron visitadas por el Reverendísimo Arzobispo, con el propósito de excitar a los respectivos Jueces de Paz a obtener de las más reputadas personas que hayan asistido a los actos religiosos celebrados por el Reverendísimo Arzobispo, un informe conciso sobre los términos y conceptos de sus exhortaciones y sermones a los parroquianos, concernientes a su comunicación o no comunicación, amor u odio, o protección de los extranjeros admitidos y residentes en este país, siendo el deber de los mencionados jefes políticos acompañar a estos informes el suyo de lo que están particularmente seguros, ya sea por implicación de su presencia propia, ya sea por haber recibido noticias del hecho de alguna otra manera; presentar la concisa información recabada dentro de los ocho días siguientes al de recibo de la solicitud, y someterla inmediatamente al Gobernador, de manera que este pueda transmitirla a este Despacho sin un momento de retraso, (firmado) Urbaneja, ministro del Interior.
Veremos cuál es el resultado. En todo caso, sea como fuere, en el corazón del reverendísimo y de los fanáticos, ni yo ni los extranjeros hemos agregado o perdido nada por lo que respecta a sus buenos deseos, porque en el corazón de la gente de esa calaña el odio no puede ser más fuerte. El arzobispo acaba de enviar al Congreso una carta felicitándolo por su reunión y por el estado de paz y prosperidad en que se encuentra el país, solicitando a esta augusta asamblea que no interfiera en los diezmos ni el patronato. Qué viejo hipócrita, felicitando así a los representantes del mismo pueblo al que incita a desobedecer a las leyes vigentes y exhorta a violar su fe persiguiendo, porque tienen otra religión, a los extranjeros que viven bajo las garantías que les da la Constitución.