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Capítulo IX Cónsul tres años más
1832 diciembre 01 - 1835 septiembre 30
Cónsul tres años más
1832 diciembre 01 - 1835 septiembre 30
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Llegó el correo de Bogotá, en el que vino el mensaje del presidente general Santander al Congreso, que está sesionando en este momento: está fechado el primero de marzo, y escrito en un tono muy altivo y autoritario. Es mucho más largo de lo que este personaje merece y se adentra en el estado del país, sus finanzas, etc., etc. Habla así de la deuda externa:

La deuda externa es una de las cosas que más acapara la atención del Gobierno. Somos deudores, y tenemos que pagar. La convención constituyente ha reconocido la deuda externa en cuanto a la parte que pudiera corresponder a la Nueva Granada, y es asunto vuestro el dictar algunas medidas para que el pago se haga gradualmente. Cualquiera que sea el resultado de la asamblea de los comisionados de los tres Estados, la Nueva Granada ya está comprometida a satisfacer una parte de la deuda que la República de Colombia ha adquirido. Sería honorable para la nación y el cuerpo de representantes adoptar desde ahora algunas medidas capaces de asegurar que queremos cumplir nuestras promesas solemnes. Felizmente hay en esta ciudad representantes de los prestamistas debidamente autorizados para hacer proposiciones relativas a la seguridad de los intereses futuros del capital adeudado, y solucionar concluyentemente este asunto. Les suplico de la manera más encarecida que dediquen su atención a tan delicado asunto, que adopten la medida de escuchar, por medio de comisiones de ambas cámaras, las negociaciones y proposiciones de los representantes de nuestros acreedores y establezcan las bases para su arreglo sobre un cálculo prudente de lo que correspondería más o menos a la Nueva Granada.

En relación con la deuda interna, doméstica y general de Colombia, dice:

No quiero dejar de hacer una recomendación similar para el arreglo de la deuda interna registrada en el libro mayor de la deuda doméstica de Colombia. Pero encuentro mayores dificultades para solucionarla si no se reúnen antes los comisionados de los tres Estados, en vista de la diferencia de origen de cada una de las deudas y de la diferencia de los intereses que devengan, y porque los acreedores conocidos pertenecen ya sea por nacimiento o vecindad a las tres Secciones que hoy son independientes. Por encima de todas las cosas, el honor nacional exige que hagamos el sacrificio de dejar este arreglo para mejores circunstancias, prefiriendo el de la deuda externa.

Todos estos magníficos sentimientos opuestos al viejo proverbio de que «la caridad bien ordenada empieza por uno mismo», tienen el único fin de presentarse ante los ojos de Europa como persona políticamente moral, y aun más ante Inglaterra, por medio de la opinión e impresión hecha en el señor Turner por S. E. Es astuto y ambicioso, de esto no cabe duda.

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