Nada nuevo. Milicia de todo tipo de servicio: unos seiscientos hombres. Arismendi le dice que es responsable de la seguridad de la ciudad, porque no es improbable que una parte del cuerpo principal del ejército rebelde esté en Píritu y se disponga a atacar La Guaira. Puro invento, para hacer que estas perezosas patrullas cumplan su «ineludible deber». Un tal señor Heathorn y su hijo Henry, recién llegados de Inglaterra, cenaron conmigo. No parece nada del otro mundo, ni en apariencia ni en intelecto. Qué es lo que busca en este país, no lo sé, pero me parece que ya ha visto lo suficiente para no quedarse mucho tiempo.