Atareado escribiendo todo el día para poder tener unos cuantos días libres (y espero que sean secos) para ir la semana que viene a la expedición de la costa del Palo de Vaca. Ha llovido mucho durante la noche. Un tal Dr. Baillie, de La Guaira, y el señor Thomson, de la casa Boulton, cenaron conmigo. Este galeno vino hace cosa de tres años como médico de las minas de Aroa, y durante ese tiempo perdió a su esposa e hijo. Hizo un triste relato de la mortalidad, y dice que el lugar cercano a Aroa destinado a recibir los restos de las víctimas de esta mortífera especulación, contiene no menos de 400 personas británicas, que vinieron empleadas por la Bolivian Mining Association de Inglaterra (unas 25 por año, durante 4 años) desde que las minas se convirtieron en propiedad extranjera hace cosa de 13 años. Hace unos tres años llegaron 45 irlandeses y han muerto todos menos cuatro, que se han ido del lugar. La verdad es que la empresa es absolutamente ruinosa, tanto en el gasto de vidas irlandesas como en el de capital británico. Su deuda, como la de Colombia, jamás se pagará, y creo que lo que queda después de cubrir los gastos del negocio es apenas un tercio del interés.