A las 12 del día acompañé al obispo a la casa de Gobierno, donde fue presentado formalmente al presidente general Páez. Empiezo a creer que el clero, por lo menos en su parte fanática, está cansado de él, pues comenta sobre sus visitas a los protestantes, y que su vestimenta y modales no concuerdan con los usos católicos. El vicario general, que actualmente es el jefe local, le ha solicitado que confirme y ordene. Se han reservado dos días de la semana para la primera ceremonia, pero hasta ahora han venido pocos, mientras que el palacio estaba atestado de gente que traía sus niños a confirmación, y no dudo de que esto se deba a la creencia de que el doctor Smith no es un obispo ortodoxo de la Iglesia. Al pobre coronel Smith le están lloviendo las críticas en muchos de los periódicos, por la conducta de Fortique.