El termómetro marca 29 grados. Viento del este, rumbo oeste. Ayer navegamos 230 millas hasta las 12. A las tres y media uno de los muchachos cayó al mar desde el bauprés, un chico de 14 años, excelente nadador. Íbamos navegando a diez nudos por hora: el Pyramus disminuyó la marcha, se bajó el bote, y en cuestión de 20 minutos el pobre tipo estaba a salvo. El muchacho, valiente en extremo, se había quitado los pantalones en el mar para que le molestaran menos para nadar, y se mantuvo a flote hasta que le llegó ayuda. Solo porque era de día se salvó. Es hermosamente interesante ver la celeridad sin límites de los marineros al llevar a cabo sus deberes cuando se trata de un triste caso de esta naturaleza. ¡Gracias a Dios se salvó tan providencialmente la vida del muchacho!