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Capítulo II Venezuela tierra turbulenta
1825 noviembre 27 - 1827 enero 07
Venezuela tierra turbulenta
1825 noviembre 27 - 1827 enero 07
Subcapítulos
Caracas

Siete resoluciones de la municipalidad de Caracas. La municipalidad se reunió el 16 del corriente y aprobó las 7 resoluciones siguientes mediante las cuales toda la autoridad se confiere al general Páez y es ahora su «Dictador», bajo el nombre de «Jefe Civil y Militar de Venezuela».

1°—Que esta Ilustre Municipalidad y la de Valencia con las demás que hayan manifestado ya su asentimiento, y otras que puedan asentir; reunidas por diputaciones a la mayor brevedad posible en el lugar que S. E. el Benemérito general Páez designe, extienda una acta en que se expresen los graves motivos que han obligado a los pueblos a reponer a S. E. en el mando de las armas y revestirle de toda la autoridad necesaria.

2°—Que en el acta se exprese la resolución en que están estos pueblos de acelerar la época prevenida por la Constitución que se había mandado guardar por ensayo, mientras que la experiencia y el tiempo hacían evidente los obstáculos de su ejecución y presentaban las reformas que debían adoptarse.

3°—Que se despache inmediatamente un enviado cerca de S.E. el Libertador Presidente, suplicándole que venga a visitar su patrio suelo donde será recibido como un hijo ilustre de él, como el mejor amigo y el más benemérito de los ciudadanos, para que se sirva usar de su influjo con los demás Departamentos a fin de convocar en la época presente la Gran Convención, que la Constitución había señalado para el año de 1821, y se considere allí la conveniencia de verificar esta reforma en paz fraternal y como interesados mutuamente en nuestra felicidad general y en evitar los horrores de una guerra civil, y también para que con la gran experiencia que ha adquirido en todo el tiempo que ha manejado los destinos de una gran porción del Continente de América, nos comunique lecciones de prudencia y sabiduría y sea nuestro maestro en el establecimiento de nuestras instituciones.

4°—Que en el actual estado de cosas es de absoluta necesidad investir a S.E. el General en Jefe José Antonio Páez, de toda la autoridad necesaria para mantener el orden y tranquilidad pública, levantar ejércitos que defiendan el territorio de cualquiera invasión enemiga u otros actos hostiles, y hacer continuar la marcha de la administración, cuyas funciones ejercerá con la denominación de Jefe Civil y Militar de Venezuela.

5°—Que la duración de la autoridad de S.E. sea mientras lo exijan las circunstancias, que se espera variarán con la venida de S.E. el Presidente Libertador, y que entonces o cuando los pueblos de Venezuela puedan verificar con seguridad su asociación sean convocados según las bases que se establezcan para deliberar acerca de la forma de gobierno que sea más adaptable a su situación, a sus costumbres y producciones.

6°—Que S.E. el General en jefe José Antonio Páez comience desde hoy a ejercer la autoridad de Jefe Civil y Militar de Venezuela en cuyo ejercicio esperan que conservará y si posible es, aumentará la gloriosa estimación y reputación pública que le ha hecho acreedor a nuestra elección.

7°—Que la autoridad de S.E. sea reconocida formalmente por todas las autoridades existentes.

Fui invitado a un baile esta noche en casa del almirante del puerto cuyo niño había sido bautizado hoy. Me encontré con los generales Mariño y Páez, con quienes conversé largamente, pero no pude sacarles nada a ninguno de los dos, sino que quieren que se corrijan las leyes malas, y que todo siga con la misma rutina política que hasta ahora, hasta la llegada de Bolívar, a quien se invitará sin demora. Lo que ocurre, estoy seguro, es que no saben lo que quieren, pero están seguros de que Bolívar escuchará la voz de la razón y los deseos comunes del pueblo. El señor Núñez de Cáceres, que fue abogado en el caso de La Serpiente de Moisés, ha sido nombrado secretario político de Páez. El señor Peña se va a Valencia dentro de uno o dos días, y se dice que no es persona muy deseada en el asunto ya que no hace mucho tiempo parecía carecer de principios tanto en política como en asuntos pecuniarios. Revenga, por la supuesta afrenta recibida del gobierno de Bogotá tanto en masse como individualmente tiene una conducta provocadora, y, sin duda alguna exhortó a los generales, y tal vez lo siga haciendo, a realizar actos que pueden envolver el país en una guerra civil. Había gran cantidad de personajes (en el baile del almirante del puerto), pero por ninguna parte mujeres refinadas o bellezas —no se destacaba ningún rasgo particular de ninguna de las dos especies— salvo que el olor de los cigarros y de las mujeres negras procedente de los apartamentos internos era bastante fuerte. El anfitrión y la anfitriona hicieron bien los honores. Una cena completa y muy variada debía cerrar la fiesta, corriendo los gastos de todo ello por cuenta del padrino de la criatura, un americano: el comodoro Danells de este servicio. Al salir de la Catedral lanzó entre la gente más de 8o $ en medios, una moneda de plata que vale aproximadamente 2 1/2. Llegué a casa alrededor de la 1 antes de que empezara el festín.

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