Como no había ninguna clase de viento ayer por la tarde, el buque correo no zarpó de La Guaira hasta esta mañana a las 10. El capitán C. y yo hemos decidido que durante el curso de este mes estará entrando y saliendo del puerto, y que el jueves, 10, partirá para Los Roques, que son una agrupación de islas rocosas a unas 60 o 70 millas ligeramente hacia el nordeste de Caracas. Están deshabitadas. En una de ellas hay una montaña muy alta que los barcos pueden divisar desde muy lejos; se obtiene agua dulce, y las islas abundan en huevos. Puede atraparse pescado de la más excelente calidad en el archipiélago, independientemente de vastas cantidades de tortugas. Hay un excelente puerto, si es que así puede llamársele, y un muy buen fondeadero. Las islas poseen árboles cuya mayor proporción es de manglares. Aquí se volverá a pintar la fragata y se le harán otras cosas necesarias, con lo cual estará ausente unos 12 o 14 días. Sin embargo, es posible que durante este período lleguen a La Guaira el Valerous y el Espiegle. Si se supiera de algo grave, enviaré una embarcación pequeña, si puede obtenerse una, para apresurar el regreso del Druid. Los corteses comerciantes de La Guaira, con excepción del señor Ward, no han visitado ni una sola vez al capitán Chambers. Hoy comí en la sala de suboficiales con los oficiales y su comandante, y parecen ser un grupo muy caballeroso de hombres. El primer oficial es el teniente Shepperd.