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Capítulo II Venezuela tierra turbulenta
1825 noviembre 27 - 1827 enero 07
Venezuela tierra turbulenta
1825 noviembre 27 - 1827 enero 07
Subcapítulos
Caracas

Levantado a las cinco para enviar mi mensajero con los despachos al vicecónsul de La Guaira. Salió a las 6. La llegada de este señor Guzmán el día 28 ha creado toda una sensación, pues viene expresamente enviado por Bolívar (a quien dejó en Lima alrededor del 10 de agosto pasado), con el propósito de comprometer a Páez y las principales personas de Colombia (habiendo pasado por Quito, Guayaquil y Cartagena) a que preparen al pueblo para la adopción de su Código Boliviano de leyes, con las modificaciones que se consideren apropiadas para sus modales, hábitos, etc. Ha escrito particularmente a los diversos jefes, en varios gobiernos y capitales. La carta, aunque firmada y escrita a cada cual de su propio puño y letra, parece ser una circular. A continuación, copia de la que ha recibido el intendente:

Señor Doctor Cristóbal Mendoza,

Lima, 6 de Agosto de 1826.

Querido amigo: La situación actual de Colombia me ha forzado a meditar profundamente sobre los medios de evitar las calamidades que la amenazan. He creído conveniente, mientras emprendo mi marcha hacia allá, enviar a Venezuela al ciudadano Antonio Leocadio Guzmán para que comunique las ideas que se me han ocurrido. Ud. las oirá de su boca.

Si Ud. y las demás personas de influjo se empeñan en apoyarlas, se contendrá el incendio que se asoma por todas partes. Propongo también el Código Boliviano que con algunas ligeras modificaciones parece aplicarse a todas las situaciones que Colombia pueda apetecer. La imprenta serviría con buen éxito para inclinar la opinión pública a favor de este Código, inspirar una grave circunspección en materias de tanta magnitud y una lenta marcha en una senda tan peligrosa. Unidos los buenos ciudadanos a nuestro incorruptible ejército, se sostendrá el edificio levantado a costa de virtudes y heroísmo. Un paso imprudente puede sepultarnos para siempre. Calma y unión es cuanto importa por ahora.

Yo iré bien pronto a ayudar a un pueblo que no merece perder en un día el fruto de tantas victorias y de tantos sacrificios, que serán reducidos a cenizas, si no se unen todos unánime y estrechamente para formar una sólida masa que sirva de barrera al torrente de horrores que nos quiere inundar. Tenemos un pabellón que ha sido testigo de nuestras glorias y de nuestras calamidades. Colombia es la palabra sagrada y la palabra mágica de todos los ciudadanos virtuosos. Yo mismo soy el punto de reunión de cuantos aman la gloria nacional y los derechos del pueblo. Con tales guías no hay razón ni justicia para extraviarnos. Reunámonos alrededor de estas insignias que nos han servido en los largos días de desastres, y que no debemos abandonar en los instantes de triunfo.

Yo tomo a Ud. como órgano de estas ideas y sentimientos para que las comunique a los amigos y compatriotas.

Soy su afectísimo amigo, (firmado) Bolívar.

Se afirma confidencialmente que Guayaquil ha aceptado la Constitución Boliviana y que Quito y Cartagena, consiguientemente, se han declarado libres de la autoridad de la sede del Gobierno. Así que parece prevalecer un espíritu de desunión e indignación, que, con toda probabilidad, tenderá a la disolución de la República bajo su unión actual. Este inoportuno correo del presidente seguramente ayudará a producir aún mayor descontento, pues hará que muchos federalistas, que de otro modo hubiesen sido buenos constitucionalistas, [rechacen] un sistema hereditario muy cercano a la monarquía, que intentan imponerles cuando no están absolutamente preparados para nada de esta naturaleza, y tanto su Código como su popularidad se desvanecerán, (por lo menos) en los estados norteños del nuevo mundo. Caracas ya ha mostrado su aborrecimiento, pues anteayer se celebraron mítines de oposición en casa del general Páez, y, hasta altas horas de la noche, las calles estaban llenas de ciudadanos que gritaban abiertamente: no a la Constitución de Bolívar —no a los presidentes vitalicios— no a los senados hereditarios. Se dice que hoy habrá de celebrarse una reunión según el acta reciente de los diputados de las municipalidades, pero pocas han llegado aún a Caracas. Cuando lo hagan, las discusiones a partir del estado actual de las cosas, serán interesantes. Solo se celebró una reunión del cabildo para tomar en consideración el estado de las cosas. Al enterarse de que Panamá, Quito, Guayaquil y Cartagena habían retirado su respeto y lealtad al Gobierno supremo, declarando formalmente los tres que la República estaba en ese estado, que había que esperar la llegada de Bolívar, y que solo él, como dictador, debería entonces, por su sabiduría, decidir qué era lo mejor para el todo; al mismo tiempo, Guayaquil probaría el Código Boliviano. En vista de estos actos, el Congreso naturalmente no puede reunirse, pues no le enviarían miembros cinco de los Estados principales. Por lo tanto, en un estado tan singular del asunto, después de considerables discusiones se decidió celebrar mañana una reunión en la iglesia de San Francisco, donde no es improbable que las cuestiones se pongan calientes y animadas al rechazarse totalmente la Constitución de Bolívar y decidirse sobre un gobierno provisional (fundado sobre las instituciones existentes de la República) como punto de reunión para un sistema federal, si es que algunos otros Estados desean federarse con Venezuela. Si a fin de cuentas no quieren hacerlo, entonces se quedará sola como país independiente. Todo esto lo supe hoy en una cena por boca de uno de los más fervientes defensores de la reforma de la política colombiana. Todos cenamos en casa del señor Mocatta. Aún no me siento bien. Termómetro, 22 a las 7 y 24, a las 4.

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