Ocupado escribiendo todo el día. Cerré mis despachos y cartas privadas a las 10 de la noche. Los despaché para que el mensajero los entregue en La Guaira mañana a las 9 de la mañana.

Cartas a sir Le Moiller—señores Austy & Nettleton—capitán Chambers, Barbados, oficial y privada—sir H.Taylor—coronel Alien—señor Hurry—Jane, con autógrafos—Olivia—María—señor H. Rolleston—Fox & Co.—mi madre—oficial al señor Bidwell&—despachos Nos. 36, 37, 38, 39 y 40.

Tiempo muy cerrado hoy.

El doctor Mendoza nos dejó esta mañana para ir a embarcarse en La Guaira. Creo que piensa viajar a Saint Thomas. Escribí al señor Ward acerca de un pasaje para él en el buque correo. También vi hoy el anuncio oficial de que el doctor Mariano Echezuría había sido nombrado para sucederle. Con este cambio ya no existe en la ciudad una autoridad legítimamente nombrada por el Gobierno de Bogotá a quien yo pueda dirigirme; y como ya está en vigor la Ley Marcial, no tengo otra opción que la de dirigirme al jefe Civil y Militar, quien por lo menos ha recibido la sanción de Bolívar por lo que había hecho hasta la fecha de sus últimas cartas. Parece que las cosas en Cumaná se han tranquilizado, desde que el general Bermúdez fue atacado por los ciudadanos y una fuerza armada el 19 y, tan maltratado, que se vio obligado a reembarcarse y regresar a Barcelona. Muchos murieron o fueron heridos en ambos lados. Mi amigo el coronel Smith, que mandaba los restos del batallón Apure, fue herido en la cabeza por un tiro de fusil. Así que la espada de la discordia civil ha sido desenvainada hacia el este, y no creo que quede enfundada en el oeste. Páez parece determinado a obligar a los revoltosos a rendirse a su obediencia y también a dar un ejemplo mortal con los cabecillas o corruptores de la guarnición de Puerto Cabello. Parece haber una pausa: todas las tropas se han ido de la ciudad y solo nos quedan golfos para hacer el servicio, pero me parece que habrá menos robos con ellos.