Esta mañana llegó un oficial con despachos de Valencia para Carabaño. Todavía no se conocen los particulares. De todos modos ya se ha leído un documento, una carta del jefe Civil y Militar al magistrado político jefe de Puerto Cabello, al que dice que Puerto Cabello fue el primero en declarar la federación irrestricta, y que ahora es el primero en enarbolar el estandarte de la rebelión contra ese jefe, a quien prestó su ayuda ardiente, al cual acusa de [abandonar] la causa del pueblo así como la suya.

Que él (el General Páez) había temblado muchas veces al pensar en el infeliz momento en que sería derramada la primera gota de sangre de la discordia civil. Puerto Cabello se ha manchado con esta horrorosa lápida, desde el momento en que consideró imposible evitar sus males sin degradarse a sí mismo y al poder con el que había sido investido, etcétera, y que, por lo tanto, si la municipalidad no correspondía inmediatamente al compromiso que le debe, la ciudad lo vería aparecer por segunda vez, colocando sus pies triunfantes sobre sus muros, haciendo de los perturbadores del orden público un terrible ejemplo.

El general Páez se llevó todo el dinero de que podían disponer la aduana o el tesoro público, para ver si los redondos dólares derribaban a sus enemigos más de prisa que las redondas balas, y creo que no es improbable que tenga éxito, particularmente si se verifica el informe que circula en este momento, a saber que Briceño y Bogotá no se pusieron de acuerdo a consecuencia de lo cual ha vuelto a partir para Maracaibo. (Falso.)

El joven O’Callaghan cenó conmigo. Empezó a llover muy fuerte a las 3 y no ha cesado en toda la noche. Termómetro, 22 a las 7 y 23, a las 4. El señor Forsythe tiene orden de salir del país en un plazo de 15 días. Es amigo de la familia Bolívar y también de los Macero, y se le sospecha de haber sido cómplice de la deserción del regimiento Apure, cosa que no creo en absoluto.